sábado, 19 de junho de 2010

Texto do atual Papa Bento 16 sobre a Copa do Mundo

http://www.humanitas.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=585:el-juego-y-la-vida-sobre-el-campeonato-mundial-de-futbol&catid=85, 17 de junho de 2010.

EL JUEGO Y LA VIDA: SOBRE EL CAMPEONATO MUNDIAL DE FUTBOL
Texto publicado en 1985 como parte del libro Suchen, was droben ist (Buscar lo de arriba) del entonces arzobispo de München, Mons. Joseph Ratzinger. *

Con su periodicidad de cuatro años, el Campeonato Mundial de Fútbol demuestra ser un acontecimiento que cautiva a cientos de millones de personas. No hay casi ningún otro acontecimiento en la tierra que alcance una repercusión de vastedad semejante. Lo que demuestra que con ello está tocándose algo radicalmente humano, y cabe preguntarse dónde se encuentra el fundamento de este poder en juego.

El pesimista dirá que es lo mismo que en la antigua Roma. La consigna de las masas rezaba panem et circenses, pan y circo. Pan y juegos son, mal que nos pese, el contenido vital de una sociedad decadente que no conoce ya objetivos más elevados. Pero aun cuando se aceptara este juicio, no sería en modo alguno suficiente.

Cabría preguntar todavía: ¿en qué estriba la fascinación del juego como para que llegue a ocupar un lugar de igual importancia que el pan? Con la vista puesta en la antigua Roma podría responderse de nuevo que el grito de pan y circo es propiamente la expresión del anhelo por la vida del paraíso, por una vida de satisfacción sin fatigas y de libertad plenamente realizada. En efecto, este es, en última instancia, el contenido del concepto de juego: un quehacer del todo libre, sin objetivo y sin obligación, y un quehacer que, además, tensa y emplea todas las fuerzas del ser humano.

En este sentido, el juego sería entonces una suerte de intento de regreso al paraíso: salir de la esclavizante seriedad de la vida cotidiana y de sus cuidados por la vida a la seriedad libre de lo que no necesariamente tiene que ser y que, justamente por eso, es bello. Frente a ello, el juego trasciende en cierto sentido la vida cotidiana; pero, sobre todo en el niño, tiene aun antes otro carácter: es una ejercitación para la vida, simboliza la vida misma y, por decirlo así, la adelanta en una forma plasmada con libertad.

Según mi parecer, la fascinación del fútbol estriba esencialmente en que reúne esos dos aspectos de forma muy convincente. Obliga al hombre ante todo a disciplinarse, de modo que, por el entrenamiento, adquiera la disposición sobre sí mismo, por tal disposición superioridad, y por la superioridad libertad. Pero después le enseña también la cooperación disciplinada: como juego de equipo, el fútbol lo obliga a un ordenamiento de lo propio dentro del conjunto. Une a través del objetivo común; el éxito y el fracaso de cada uno están cifrados en el éxito y el fracaso del conjunto. Finalmente, el fútbol enseña un enfrentamiento limpio en que la regla común a la que el juego se somete sigue siendo lo que une y vincula aun en la posición de adversarios y, además, la libertad de lo lúdico, cuando se desarrolla correctamente, hace que la seriedad del enfrentamiento vuelva a resolverse y desemboque en la libertad del partido finalizado. En calidad de espectadores, los hombres se identifican con el juego y con los jugadores y, de ese modo, participan de la comunidad del propio equipo, del enfrentamiento con el otro, así como de la seriedad y de la libertad del juego: los jugadores pasan a ser símbolos de la propia vida. Eso mismo actúa retroactivamente sobre ellos: saben, en efecto, que las personas se ven representadas y confirmadas a sí mismas en ellos.

Naturalmente, todo esto puede pervertirse por un espíritu comercial que somete todo eso a la sombría seriedad del dinero, y el juego deja de ser tal para transformarse en una industria que suscita un mundo de apariencia de dimensiones horrorosas. Pero hasta ese mismo mundo de apariencia no podría subsistir si no existiese la base positiva que subyace al juego: el ejercicio preparatorio para la vida y la trascendencia de la vida hacia el paraíso perdido. No obstante, en ambas cosas hay que buscar una disciplina de la libertad; en la vinculación a la regla, ejercitar la acción conjunta, el enfrentamiento y el valerse por sí mismo. Si consideramos todo esto, tal vez podríamos aprender de nuevo la vida a partir del juego. En efecto: en él se hace visible algo fundamental: no sólo de pan vive el hombre; más aún: el mundo del pan es en definitiva sólo el estadio preliminar de lo propiamente humano, del mundo de la libertad. Pero la libertad vive de la regla, de la disciplina que aprende el actuar conjunto y el correcto enfrentamiento, el ser independiente del éxito exterior y de la arbitrariedad, y de ese modo llega a ser verdaderamente libre. El juego, una vida: si profundizamos, el fenómeno de un mundo entusiasmado por el fútbol podrá ofrecernos más que un mero entretenimiento.
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* El mismo texto fue recogido en el libro editado por Herder (Barcelona, 2008)) con el título “El resplandor de Dios en nuestro tiempo”.




O JOGO E A VIDA: SOBRE O CAMPEONATO MUNDIAL DE FUTEBOL (trad. do espanhol Paulo F Dalla-Déa)

Texto publicado em 1985 como parte do livro SUCHEN, WAS DROBEN IST (Buscar as coisas do alto), do então Arcebispo de Munique, D. Josef Ratzinger.
Com sua periodicidade de quatro anos, a Copa do Mundo de Futebol demonstra ser um acontecimento que cativa a milhões de pessoas. Não há quase nenhum outro acontecimento na terra que alcance uma repercussão e uma vastidão semelhante. O que mostra que com isto se está tocando algo radicalmente humano e cabe se perguntar onde se encontra o fundamento deste poder em jogo.
O pessimista dirá que é o mesmo da Roma antiga. As massas pediam panem et circenses, pão e circo. Pão e jogos são o conteúdo de uma sociedade decadente que não conhece objetivos mais espirituais. Porem, mesmo aceitando-se esta posição, ela não é de forma alguma suficiente.
Cabe-se perguntar: em que se baseia a fascinação pelo jogo para que chegue até a ocupar um lugar de igual importância como o do pão? Vendo a Roma antiga, poderíamos responder que o grito de pão e circo é propriamente a expressão do anseio pela vida no paraíso, pó ruma vida de satisfação sem cansaço e pela liberdade plenamente realizada. Com efeito, este é o conteúdo do conceito de jogo: um fazer totalmente livre, sem objetivo e sem obrigação e um fazer que tenciona e emprega todas as forças do ser humano.
Neste sentido, o jogo seria então uma espécie de desejo de regresso ao paraíso: sair de uma seriedade escravizante na vida cotidiana e de seus problemas por uma vida de seriedade livre do que necessariamente deve ser, e que justamente por isto, é belo. Frente a esta liberdade do dever ser o jogo ultrapassa – em certo sentido – a vida cotidiana, mas para a criança, o jogo tem ainda um outro aspecto: é um exercitar-se para a vida, simbolizando a própria vida, adiantando-a como forma forjada na liberdade.
Segundo o meu ponto-de-vista, a fascinação que o futebol exerce se baseia em reunir estes dois aspectos da realidade de forma muito convincente. Obriga a pessoa, antes de tudo, a disciplinar-se, adquirindo de forma lúdica, um domínio sobre si mesmo, por causa disto, a superioridade e pela superioridade adquire a liberdade. Também ensina a cooperação disciplinada: como jogo de equipe, o futebol obriga a se colocar dentro do conjunto da equipe. Une assim através de um objetivo comum: o êxito e o fracasso de cada um correspondem ao êxito e ao fracasso da equipe. Finalmente, o futebol ensina a um enfrentamento limpo através de uma regra comum, que une e vincula até mesmo os adversários e – pela liberdade do lúdico corretamente entendido – faz com que a seriedade do enfrentamento entre adversários acabe por resolver-se na liberdade do apito final. Na posição de torcida as pessoas se identificam com o jogo e com seus jogadores e – deste modo – participam da comunidade formada pelo time, da rivalidade com o adversário, além da seriedade e das tensões e da liberdade do jogo: os jogadores passam a simbolizar a própria vida. E este fato atua também sobre eles: as pessoas se vêem representadas e confirmadas a si mesmas nos jogadores.
Naturalmente, tudo isto pode se converter em um espírito comercial que submete tudo ä lógica do dinheiro. Assim, o jogo passa a transformar-se em uma industria que gera um mundo de aparências de dimensões horrorosas. Porem, este mesmo mundo de vaidades e aparências não poderia subsistir sem a base positiva que sustenta o jogo: o exercício preparatório para a vida e o desejo de transcendência da vida em vista do paraíso perdido. Entretanto, em tudo há de se buscar uma disciplina na liberdade: no compromisso com a regra, no exercer a ação em conjunto com, no enfrentamento aos adversários e o valer-se em si mesmo. Se ponderamos tudo isto, talvez pudéssemos aprender de novo a vida a partir do jogo. Aqui se acha visível algo fundamental: não só de pão vive o homem, mas o mundo do pão é apenas o estágio preliminar do propriamente humano, do mundo da liberdade. Porem, a liberdade vive na regra, na disciplina de fazer e atual em conjunto e no correto enfrentamento, no ser independente do puro êxito exterior e da arbitrariedade, que deste modo, aprende-se a ser verdadeiramente livre. O jogo, a vida: se aprofundamos o fenômeno de um mundo entusiasmado pelo futebol, poderíamos aprender mais do que um entretenimento apenas.
O texto foi recolhido do livro editado por Herder (Barcelona, 2008) com o titulo: “O ESPLENDOR DE DEUS EM NOSSO TEMPO”